lunes, 1 de octubre de 2012

La Angustia


 
Angustia- Réplica de O. Guayasamin



(...) "La angustia impele a la acción, pero actuar no es cualquier hacer sino hacer aquello que la situación requiere, y a veces lo que la realidad exige es esperar.

Cuando permanecemos en la angustia gobierna en nosotros cierta anticipación fantasiosa, es decir, estar angustiado es un no tolerar la incertidumbre que siempre implica no saber cómo serán nuestros haceres hasta después de haberlos realizado; la angustia nos tortura y se transforma en sentimiento de ansiedad, duda, temor o incluso rabia, cuando nos rendimos a la ideación fabulativa de cómo serán las cosas, en vez de ocuparnos en la tarea actual. Por eso, la angustia ante los exámenes, por ejemplo, se hace fuerte en ese fantasear acerca de cómo será, qué haré si no apruebo, qué será de mi vida; fabulaciones todas ellas que sirven a la permanencía en la angustia y en consecuencia, a no estudiar.

La angustia debe ser apenas un instante, un vértigo fugaz que nos impone la relación con nuestro cuerpo y su temporalidad."

(...) 

"Al contrario de lo que a veces se piensa la angustia no sólo es constituiva sino también necesaria; no se puede vivir sin angustia, por eso que no se trata de eliminarla sino de darle el lugar que le corresponde como paso de tránsito entre un placer inmediato e imposible y un placer demorado e inserto en lo social."

(...) 

"La angustia debe ser instante, pasaje, una tensión que me muestra por dónde circula mi deseo y me exige una espera ocupada en hacer las tareas del momento."



Ángela Gallego
Psicóloga Psicoanalista